En la ría de Pontevedra encuentra su sitio la isla de Ons, perteneciente al Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia, junto con las islas de Sálvora y de Cortegada. Este destino esconde una historia milenaria que pasa desapercibida a la mayoría de turistas y que merece la pena descubrir antes de realizar un viaje a ons.
Los primeros asentamientos de la isla de Ons se remontan a finales de la Edad de Bronce, concretamente a la cultura castreña. Al paleolítico y el neolítico corresponden una serie de reliquias halladas en la isla y que hoy se conservan en el Museo Provincial de Pontevedra.
Respecto a su denominación, quedó registrada por primera vez como ‘Isla Aones’ en un documento del siglo VIII, periodo en que fue dada en donación al Cabildo Compostelano. Más agitados fueron los siglos posteriores, cuando los asedios constantes de la piratería inglesa pusieron en fuga a sus pobladores hacia el siglo XVIII.
Con la fortificación de la isla de Ons (hecho que tuvo lugar tras la celebración de la Junta Provincial de Armamento y Defensa de 1810), se logró elevar la seguridad, con la consiguiente repoblación del territorio. Las ruinas de estas construcciones defensivas son lo que hoy conocemos como O Castelo.
La riqueza y nivel de vida de los habitantes de Ons cambió radicalmente en el siglo XIX, con la edificación de una fábrica de salazón, hecho que convirtió la actividad pesquera en el motor económico de la isla. A la sal siguieron el congrio y el pulpo, especies que fueron intensamente explotadas por los isleños cuando el doctor Manuel Riobó adquirió el territorio en 1929 y estableció una sociedad dedicada a la comercialización de dichas especies.
Después de la Guerra Civil, la isla de Ons por distintas manos antes de integrarse en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas y elevar así su estatus de protección ambiental.