Existen unas veinticinco variedades de esturión reconocidas en el mundo, pero el caviar de Beluga es sin duda una de las más famosas. Y entre todas las marcas que comercializan actualmente el escasísimo caviar Beluga que queda en el mundo, destaca una que se ha convertido en leyenda. La marca Alma vende este tipo de caviar al “módico precio” de entre quince y veinte mil euros el kilo.
Claro que el envase en el que comercializan estas huevas está bañado en oro de veinticuatro kilates y se trata de un tipo de caviar que está a punto de extinguirse pues los esturiones albinos que lo producen se pueden casi contar con las manos.
Pocos alimentos superan este precio, quizás el único sea la trufa blanca otro alimento de lujo. En el año 2010 las trufas blancas batieron su propio record cuando alguien de Hong Kong pagó nada menos que noventa mil euros por una sola de estas trufas.
Con este precio es fácil ver que no se paga tan solo el producto, sino también la exclusividad de su consumo. Aunque la cosa no llega a los extremos del vino que se ha convertido en ocasiones en objeto de colección y aunque las botellas se conserven con todo el mimo y cuidado no se abren para beber, sino que se subastan para lograr cada vez precios más altos.
Si deseas probar el caviar Beluga tienes dos opciones: aflojar una buena cantidad de billetes y armarte con paciencia para encontrar auténtico Beluga. Esto último es importante, ya que en Internet se pueden encontrar muchas ofertas que realmente es imposible que sean reales porque no habría suficiente caviar de esta variedad para cubrirlas todas.
Pero tienes otra opción que además de ser mucho más económica es también más segura: el caviar de piscifactoría. Hay variedades de caviar propias de piscifactoría que han conseguido un sabor y una calidad similares al Beluga. Realmente, no sería fácil distinguir unas huevas de otras a no ser que estuvieras muy acostumbrado a consumirlas.
Como la mayoría no lo estamos no vamos a notar la diferencia y al comprar este caviar de altísima calidad estaremos disfrutan de un sabor de leyenda pero a un precio que es posible permitirse para darse un capricho de vez en cuando. Y, además, sabemos que no estaremos pagando por un producto falso o procedente de la pesca ilegal.