El deporte se puede convertir en una verdadera obsesión, incluso para los amateurs no profesionales. ¿Qué es lo que nos lleva a querer superarnos continuamente, tratar de mejorar nuestras marcas aunque solo compitamos contra nosotros mismos, aunque no tengamos ningún rival ahí fuera? Supongo que es nuestra condición humana, nuestro deseo de ser siempre un poco mejores, en cualquier orden de la vida.
Diana era una maestra de Primaria que tuvo que cambiar de vida por el trabajo de su marido. Recibió una oferta irrechazable para irse a Ecuador y ambos hicieron las maletas. En el país sudamericano Diana dejó de trabajar y se encontró con mucho tiempo libre… demasiado. Los primeros meses lo pasó mal. El aburrimiento llegó a afectar a su estado de salud y llegó a tener algunos síntomas de depresión. Pero entonces descubrió la bicicleta, y luego el running, y luego la natación…
Efectivamente, Diana se convirtió en una triatleta. Su armario está ahora repleto de material deportivo, desde cascos último modelo, a bañadores de diseño pasando por cordones elasticos que usan algunos profesionales en competiciones de primer nivel. ¿Cómo llegó a esta ‘obsesión’?
Hizo amistad con un grupo de españoles de la zona que se dedicaban a salir a rodar. Y entre ellos, también había alguna persona que se dedicaba al triatlón. Cuando empezó a probar, a pesar de que su forma física no era la más adecuada, descubrió que tenía condiciones naturales para hacerlo bien en los tres deportes. Y así fue como empezó a dedicar casi toda su jornada a prepararse para convertirse en una triatleta.
Continuó rodando con el grupo de españoles, pero poco a poco, empezó también a salir por su cuenta. Se apuntó a natación y dedicó un tiempo a correr todos los días. Hasta contrató durante los primeros meses a un entrenador personal que le organizara tanto las actividades como el aspecto nutricional.
Su dedicación la llevó también al material. Hasta el más mínimo detalle era cuidado: si necesitaba unos cordones elasticos para el calzado se hacía con un modelo que usaban los profesionales. Todo para conseguir su objetivo de competir en eventos de triatlón y hacer un buen papel. Y vaya si lo ha logrado.