“Cada fase de la vida tiene sus miedos y siempre debemos tener capacidad para superarlos”. Es una frase que escuché el otro día a una señora amiga de la familia. No sé exactamente cuántos años tiene, pero tiene bastantes… Suele monopolizar las conversaciones con sus anécdotas que siempre sabes cuando empiezan, pero no cuando acaban. Me recuerda un poco al abuelo Simpson… un poco pesada, pero entrañable.
Uno de los miedos recurrentes entre las personas de cierta edad es, sin duda, la demencia, particularmente el Alzheimer. El número de personas con este trastorno crece cada año y, de momento, no existen métodos para curarlo. No obstante, unos hábitos saludables pueden prevenir su aparición. En las reuniones de los Centros de dia para mayores con alzheimer Madrid se elaboran listas en las que se incluyen algunos consejos básicos.
La actividad física es clave. Mantenernos en movimiento y con una vida dinámica se contribuye a retrasar los síntomas del Alzheimer. Pero cuidado con el ejercicio físico excesivo. Lo adecuado es ponerse en contacto con nuestro médico de cabecera y consultar el tipo de actividad que nos puede venir mejor. Una cosa es pasarse la vida en el sillón y otra ponernos a hacer un maratón sin la preparación física adecuada.
Contacto social. Entre los expertos en trastornos dementes se coincide en que la socialización es otro punto básico para prevenir o retrasar los síntomas. Socializar supone hacer cosas con otras personas, hablar, discutir, reír, llorar… En los Centros de dia para mayores con alzheimer Madrid se pone el acento en esta socialización. Se trata de tener el cerebro activo y en alerta, no en ‘standby’ que es lo que sucede cuando nos pasamos la vida delante de la tele.
Alimentación adecuada… y olvidemos el tabaco. Los cigarrillos son el cuarto jinete del Apocalipsis… son malos para todo, y según arrojan algunas estadísticas aumentan considerablemente el riesgo de padecer Alzheimer. En cuanto a los alimentos, es muy sencillo: una alimentación sana y racional.
Ejercitar el cerebro. Si pasamos tiempo solos, también podemos trabajar el cerebro. ¿Cómo? Leyendo, navegando por internet, haciendo crucigramas, etc. Lo importante es mantenernos activos… aunque sea contando anécdotas interminables.