Las fachadas, suelos, puertas y ventanas son puntos vulnerables para el aislamiento de cualquier edificación. Las subvenciones a la mejora de la eficiencia energética, sumadas a la antigüedad del parque inmobiliario español, están detrás de la creciente demanda de aislamiento térmico techos en A Coruña y otros municipios.
El uso de estos revestimientos es una medida eficaz para neutralizar puentes térmicos, que actúan de entrada y salida para los flujos de aire caliente o frío, dependiendo de la época del año. Para el aislamiento de cubiertas, materiales como el poliestireno expandido (EPS), el poliestireno extruído (XPS) o el poliuretano destacan por su elevada densidad y una conductividad térmica mínima.
Además de revestir techos y cubiertas, los proyectos de reforma deben hacer hincapié en el aislamiento de los muros y la tabiquería. Estos elementos arquitectónicos son responsables de hasta el treinta por ciento de las pérdidas energéticas de la vivienda. Una solución es inyectar poliuretano en las cámaras de aire de la pared, tras efectuar una serie de perforaciones sin dañar los montantes.
Las ventanas, si carecen de cristales y marcos adecuados, contribuyen a las filtraciones energéticas que impiden mantener el equilibrio térmico en interiores. Sustituir las antiguas ventanas por unidades equipadas con vidrios dobles o triples es una decisión inteligente. Respecto al marco, el PVC se ha revelado como un material que contribuye a la independencia energética y que ayuda, por tanto, a ahorrar en la factura eléctrica.
Por su parte, las persianas pierden su capacidad aislante con el paso de los años. En particular, el cajón favorece el paso del aire y los puentes térmicos si carece de láminas y paneles que eleven su coeficiente de aislamiento y su control del ruido. Siguiendo esta y otras recomendaciones, la vivienda ganará en confort y pondrá fin al ‘goteo’ energético que se acumula mes a mes.