Las vacaciones pueden ser un arma de doble filo: nos acostumbramos a dormir a pierna suelta, a comer bien y con tiempo, a quedarnos hasta tarde viendo la televisión y a disfrutar de lujos que no vamos a poder tener en casa. Esto último me pasa sobre todo con los baños y los hoteles de los apartamentos. Suele ser un lugar especialmente cuidado en los establecimientos hoteleros porque los huéspedes le damos mucha importancia.
En mi caso, en lo primero que suelo fijarme al entrar en una habitación de hotel es en las vistas y en el baño. Si la habitación tiene buenas vistas (no la típica ventana que da una pared de ladrillo a cinco metros) y un baño moderno ya me quedo más tranquilo. Pero, claro, cuando usas un baño de estos durante unos cuantos días luego lo echas de menos.
Así que cuando volvimos del último viaje, mi mujer y yo decidimos llevarnos un trocito del hotel a casa y nos pusimos a reformar el baño. Lo cierto es que ya necesitaba cambios desde hacía bastante tiempo, pero siempre surgía algo más importante en el que invertir el dinero… como un viaje. Pero como últimamente tampoco hemos gastado tanto dinero en viajes, algo nos sobraba y lo decidimos invertir en el baño.
Para ello, lo primero que hicimos fue ponernos en contacto con un distribuidor de mamparas de ducha y le expusimos el estilo que buscábamos basándonos en la experiencia que traíamos de nuestro último viaje. Queríamos algo de diseño contemporáneo con mucho cristal y una superficie de piedra y también hidromasaje incorporado en la ducha. Todo ello es la tendencia habitual en los baños modernos.
Pese a que teníamos bastante espacio, ya no queríamos bañera, por eso optamos por acudir a un distribuidor de mamparas de ducha. Una vez que nos hicieron un presupuesto tuvimos dudas, pero cuando nos mostraron ejemplos de trabajos previos y vimos cómo podía quedar el baño, no nos pudimos negar. Ahora ya podremos sentirnos de vacaciones desde el baño de nuestra casa… Algo es algo.