Nadie que esté sano quiere hablar de cáncer. Lo he notado infinidad de veces, tanto entre conocidos como entre personas más cercanas. A la gente no le gusta hablar de temas difíciles, mejor hablamos de fútbol o de la serie que echaron ayer por la tele. Pero las guerras existen y el cáncer también. Y no hay que tener miedo a hablar de ello, porque hablar de ello supone casi siempre adquirir información y conocimiento. Y el saber no ocupa lugar.
Yo padecí hace años cancer cuello uterino. No me lo esperaba, como casi nadie. Y no estaba preparada para afrontarlo en aquel momento de mi vida… No, mi casi no fue especial. Pero tras superar el primer impacto, empecé a pensar de otro modo: ¿de qué manera puedo aprovechar esta experiencia extrema? Y empecé a tomar notas de todo para, algún día, si tuviera la necesidad, aprovechar toda esa información para ayudar a la gente.
Un aspecto por el que me interesé a posteriori, una vez que la enfermedad fue superada fue por la prevención. Siempre me agobió mi desconocimiento sobre mi enfermedad. Antes de que me dijeran que tenía cancer cuello uterino no había prestado ninguna atención sobre el tema más allá de lo típico que se lee de pasada o se ve en televisión. Lo dicho, no quería preocuparme sin tener razones para hacerlo: igual que todo el mundo.
Pero este desconocimiento afecta en ocasiones a la prevención. Las citologías regulares, por ejemplo, son el mejor método de prevención de este tipo de enfermedad. De hecho, es uno de los cánceres que cuenta con métodos más fiables de diagnóstico precoz. Pero hay que hacerlo. Por suerte, cada vez existen más canales de información que conectan directamente con las personas, pero, aun así, todavía mucha gente que está en Babia, pensando que nunca les va a tocar. Pues, a veces, toca…
Así que, aunque no quieras oír malas noticias y que nada enturbie tu maravillosa vida, recuerda que ahí fuera hay enfermedades terribles que se pueden evitar siguiendo unas sencillas pautas de prevención y visitando el médico periódicamente.