Los postres de asturias son muy variados y, pese a que hablamos de una región pequeña desde el punto de vista de su extensión, gastronómicamente es muy importante y cuenta con una gran variedad de platos. Algunos de ellos, como la fabada, se han hecho tan populares que ya forman parte de cualquier libro de recetas de platos típicos de España.
En lo que se refiere a los postres, también podemos disfrutar de una gran variedad de ellos. Una de las características de la cocina asturiana es que el sabor tan bueno de sus recetas no depende de su laboriosidad, sino de la gran calidad de sus ingredientes. Por eso, si se compran las cosas adecuadas, cocinar estos postres no es en absoluto complicado.
Vamos a ver dos ejemplos de deliciosos postres que, sin ser tan populares como el arroz con leche o como la leche frita, también son muy típicos de esta zona y merece la pena saborear:
-Frixuelos: La receta no puede ser más sencilla: 200 gr de harina, 4 huevos, ½ litro de leche asturiana y dos cucharadas de azúcar. Se bate todo con la batidora y, en una sartén específica se cocinan estas crepes tan ricas que luego se pueden rellenar con nata, con chocolate o con mermelada. En cada zona se realizan de una manera distinta, por ejemplo, añadiendo un poco de anís a la mezcla para darles un toque especial, o tal vez agua de azahar para resaltar el sabor dulce.
-Los borrachines de aldea: Si la anterior receta era similar a las crepes, esta se parece mucho a los buñuelos. Los ingredientes son 80 gr. de miga de pan duro, 2 huevos, ½ litro de vino blanco de calidad, ¼ litro de agua, canela y aproximadamente 100 gramos de azúcar.
Se deshace la mita del pan y se mezcla con el huevo haciendo una masa. Con la ayuda de dos cucharas vamos tomando pequeñas bolitas de esta masa y las freímos en abundante aceite de oliva muy caliente. En un cazo se calienta el vino con el azúcar y la canela. Cuando lleve más o menos cinco minutos a fuego lento se añaden las bolitas y se deja cocer hasta que prácticamente han chupado todo el almíbar. Se retiran del fuego, se dejan enfriar y se sirven acompañados, si se desea, de una copita de vino dulce.