4 razones para dejar el coche en el aeropuerto


  1. Por comodidad. Porque dejar el coche en el aeropuerto es lo más práctico y también lo más cómodo, sobre todo si viajas con la familia y lleváis maletas. Ir con tu pareja y un par de niños y dos grandes maletas en el autobús, tren o metro puede ser toda una aventura, pero no de las que recordarás como muy divertidas. Por no hablar de que puede ser motivo de accidentes y percances. Pero incluso si viajas solo pero llevas maleta o bolsas, ir en coche es siempre más cómodo y mucho más seguro para todo tu equipaje.
  2. Por necesidad. Si eres uno de tantos gallegos que acuden al país vecino para tomar un vuelo barato o un vuelo directo con algún punto de Europa, vas a necesitar ir en tu coche. De otra forma, seguramente tengas que dormir en Oporto al regresar ya que es muy complicado que te coincidan bien los horarios del vuelo con los de tu transporte de vuelta a casa. Reservar Parking Aeropuerto de Sá Carneiro es la mejor de las alternativas, pudiendo ir a coger el avión sin esperas y regresar a casa sin estar pendiente de horarios de autobuses. En muchos casos, esperar no es una opción porque hay que regresar al trabajo.
  3. Por ahorrar dinero. A veces, incluso pagando un parking vas a ahorrar. Porque el transporte público no siempre es una opción ya que puedes quedarte sin enlaces para tu destino y tener que coger un taxi. En este caso, seguramente lo que te has ahorrado en el parking lo pagarás en el vehículo y todavía te costará algo más. Otras veces, tener que coger varios medios de transporte hace que acabes pagando varios billetes y que, aunque puedas ahorrar un poco respecto a tu coche más el parking, el tiempo que pierdes hace que no compense de ninguna forma.
  4. Por rapidez. Cuando hay que desplazarse con prisa, el transporte público no es la mejor opción. Por eso, si vas a volver con el tiempo justo para comenzar a trabajar o para llegar a casa y dormir unas pocas horas, dejar el coche en el aeropuerto es la mejor de las opciones. No tendrás que esperar por autobuses ni por enlaces, pudiendo subirte a tu vehículo nada más poner pie en tierra y dirigirte a tu destino.